Tenemos la
capacidad de sobrevivir a situaciones adversas en soledad, pero no hemos
aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos. Desde pequeño Martín Luther
King, se enfrentó a la injusticia que sufría en su país, pero no se inclinó por
ninguna de las opciones clásicas: “quejarse y no hacer nada” o “recurrir a la
violencia”. Convencido que la violencia no es buena consejera encontró una
tercera opción para cambiar su realidad: luchar por lo que consideraba justo
con fortaleza, pero sin agresión. Su actitud marcó la diferencia.
miércoles, 9 de septiembre de 2020
Desde su rol en la entidad ¿Cómo marca la diferencia? ¿Cuándo marcamos la diferencia?
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario